Análisis del impacto de la clasificación TB en una UTA

¿Cuál es el impacto de los puentes térmicos en una unidad de tratamiento de aire? Cuando hablamos de unidades de tratamiento de aire, siempre recurrimos a la EN 1886 como referencia para valorar la idoneidad de la envolvente de una unidad de tratamiento de aire para un proceso o aplicación concretos.

Uno de los parámetros que se analizan son los puentes térmicos de la envolvente, que se clasificarán según el parámetro TB (thermal bridge), que se determina según las temperaturas ambiente e interior de la UTA, y la temperatura máxima que podrá alcanzar la superficie exterior de la UTA sin condensar.

Este parámetro es muy relevante en zonas con climas húmedos y baterías de deshumidificación, así como en procesos fabriles o en refrigeración, con temperaturas de impulsión inferiores a las habituales en climatización, en los que los puentes térmicos pueden provocar que el climatizador “llore” por su parte externa, incluso cuando se utilizan fuertes aislamientos térmicos.

Pese a que el ensayo por la 1886 no contempla esa situación, existe un riesgo particularmente relevante en zonas con climas fríos, cuando las UTAS se ubican en intemperie. Los puentes térmicos son bidireccionales, lo que puede provocar que se “invierta” el problema que teníamos en verano: Si el ambiente exterior es frío, y existen puentes térmicos, el interior del climatizador puede sufrir condensaciones.

Este escenario es especialmente preocupante, no sólo por el deterioro que pueda sufrir el climatizador como ocurriría en el escenario de verano, sino porque la aparición de condensaciones en el interior de la UTA, en secciones no preparadas para ello, puede provocar graves problemas higiénicos debido a la proliferación de microorganismos, que encontrarán temperaturas adecuadas para su desarrollo en el interior de la UTA.

Veamos un ejemplo, con un climatizador instalado en intemperie en una zona del centro de España:

Como podemos ver, las distintas clasificaciones TB nos darán distintos valores kb, a través de los que podemos estimar la temperatura superficial a la que comenzarán a producirse

condensaciones, lo que lleva asociado un punto de rocío, y una humedad específica y relativa. Vemos que el valor de Tpr que deberá alcanzarse será mayor cuanto mayor sea el factor KB.

En este caso vemos que un acabado con envolvente de clasificación TB3 no operaría libre de condensaciones con las condiciones de humedad específica de consigna, y con condiciones iguales o inferiores a las externas indicadas. El equipo TB2, podría tener problemas con una pequeña reducción de la temperatura, mientras el equipo TB1 nos garantizaría una operación libre de condensaciones.

¿Es esto relevante? Para responder a esta pregunta deberemos analizar parámetros como las condiciones del ambiente en que se instalará la UTA, la temperatura y humedad de consigna de proyecto, los períodos de funcionamiento (¿funcionará durante las horas más frías del año?) y la configuración de la UTA.

Un ejemplo extremo podría ser una UTA de instalación en intemperie para una aplicación hospitalaria (es previsible que el sistema funcione 24/7/365, si bien en estas aplicaciones intenta evitarse la ubicación de los equipos en exteriores) en una zona de inviernos fríos como Burgos, con las condiciones de consigna del caso anterior:

Vemos que tendremos un total de 101 horas de funcionamiento, en las que existirá un riesgo real de aparición de condensaciones en el interior del climatizador, especialmente en los climatizadores TB3 y TB2. Esto puede ocasionar problemas de salubridad y deterioro en el filtro y el silenciador de retorno (asumimos que el aire ingresará con las condiciones de consigna), y en el silenciador y filtro de impulsión (siempre que tengamos activa la sección de humectación). Este último caso sería el más crítico (salvo que contemos con recirculación) ya que, si no contamos con una tercera etapa de filtración, podríamos estar impulsando contaminantes a las zonas ocupadas, con el consiguiente riesgo. También hay que tener en cuenta que los filtros sufrirán mayor deterioro, así como las celdillas de los atenuadores.

Visto este ejemplo, podemos concluir que la prevención de los puentes térmicos es una variable a tener muy en cuenta, no sólo para una adecuada conservación de los climatizadores en zonas húmedas, o cuando utilizamos bajas temperaturas de impulsión en verano, sino para aumentar la durabilidad e higiene operativa de los climatizadores ubicados a la intemperie en climas fríos de interior. Estas consideraciones serán particularmente relevantes en aplicaciones con altos requisitos higiénicos, y disponibilidad operativa permanente.

Fuentes:

  • Guía IDAE: Frecuencias horarias de repetición en temperatura. Intervalo 24 h
  • UNE 100713
  • EN 1886
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